jueves, 13 de diciembre de 2007

A un confundido y aturdido ilusionado amor


Hoy no quiero historietas ni remembranzas, cuando se hunde en mis días el hastío al pensar en aquella que decía ser, el amor mío; y, es que, se confunde entre la lontananza del otoño, lo que fue más bien, una flor marchita y no un retoño. Pues, al desván me sentía entre sus brazos, al pensar que en algún tiempo, fue mi ilusión perdiéndose sobre su regazo.

Tus perfidias furtivas que decías con gran inflexión, no imaginabas el abandono sin ninguna meditación; causando la amargura de aquel desolado corazón, y que buscaba con premura un arpegio de alegrías para evitar las penas mías. Mas, no siento coraje, ya que de tus labios sólo salían puros agiotajes.

Y si abuso hoy de la métrica con mi pluma, es que no quiero medida. Sin embargo, quiero expresar sólo mis más ínfimas amarguras; y caminando cabizbajo en el confuso tropel, me recuerdas al tartufo aquel que con ingentes palabras falaces, quería envolver en cortinas de humo al ingenuo rey.

Hoy quisiera ver a Proserpina, para que me haga el favor de hundir más esta infausta espina y si no puede ella… Que me conceda un privilegio y me llame a Orco Estigio, para acabar con el delirio incesante o ¿quizás, será mejor que se apiadan de esta congoja aflictiva y me envíen a Tártaro, para así, dejar de seguir con la aflicción que me devora?

Hoy no veo al numen, pues hasta ellos se encuentra en las antípodas de mi desconsuelo.
Y no veo el cerúleo ni mucho menos el suelo. Mas, sólo soy opimo en lo que respecta a lo lóbrego. Y entre llantos y espinas con una copa de vino, veo muy cerca el sino. Sé, que estos versos sin donaire serían plausibles para Chales Baudelaire.

Y es que hoy me acompañan las Euménides, y me gustaría que me concedieran el regalo de Citerón, cuando uno de sus cabellos se convirtió en serpiente y enterrando sus colmillos en su piel, jamás se recuperó del infortunio aquel.

En ella sólo veo la sonrisa cortesana de Agripina. La felonía de Dalila y la desfachatez de Mesalina. No quiero ser más tormentoso, ya que en mis días sólo hay un ambiente caliginoso, por la sinrazón de su ambiente mentiroso.

Si mis pensamientos hoy se van con Eolo, no me siento tan solo, pues mi más grandes concepciones sen juntan con lo que prefiero; y si el culpable ha sido Eros…, que pague por el amor bandolero que no es el que quiero.

Hasta la proxima…