miércoles, 18 de junio de 2008

Diversas Formas de Gobiernos, Segunda Parte



La democracia o ‘’gobierno del pueblo,’’ nunca ha existido, no existe ni existirá. Es una cortina de humo donde se esconden las más infaustas situaciones. Han querido brindarla en una bandeja de plata que guarda la putrefacción en el fondo de la misma. Si las instituciones y organismos de la democracia no están verdaderamente cimentados y apoyados por la conducta pública, de gobernantes y gobernados, entonces la democracia no es más que endeble y desvirtuarte de la realidad que se busca; no se vive en democracia, sino en una oligarquía y anárquica deleznable. Nuestro estilo de gobierno se corresponde más a la oligarquía que ha una democracia. En la oligarquía un conjunto de poderosos negociantes se aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio. Haga un vistazo hacia los empresarios y el sector transporte y comprenderá lo que digo. Lo que dice el artículo 2 de la Constitución, ¿de que sirve si quienes nos representan en su mayoría; son avaros del erario y sólo van a buscar, más que ha resolver los problemas que aquejan nuestra sacrificada y aturdida nación?

¿Qué de bueno posee la tiranía? En la tiranía desaparecen los derechos inherentes a la personalidad, empero, también desaparecen los desfalcos en su máxima expresión por los adláteres del sátrapa, aunque el robo desmesurado será realizado sobre todo por el tirano. [Sabemos en la tiranía que sólo hay un ladrón y no varios, es más fácil eliminar a uno que a varios] ¿Qué diputado o senador osaba hacer un aumento de sus emolumentos sin el consentimiento del autócrata? No hay libertades en la tiranía, mas, hay más control y menos robos y corrupción en dicha forma de gobierno, pero es la más asquerosa de todas. ¿Qué habrá pasado con la fortuna de unos mil millones de dólares que amasaba Trujillo a la hora del in extremis de aquel 30 de mayo de 1961? ¿En manos de quién quedó esa ingente fortuna? Se quedará para un futuro artículo esta cuestión.

Si de formas de gobierno se habla, sobre cual de todas es la mejor, debemos decir que es la teocracia, pero no la teocracia de escritorios y papeles del Vaticano; regida por el purpurado que hace más riquezas que buenas obras, no, no me refiero ha aquellos que en la Basílica de San Pedro ven pasar los días entre: mármol, oro, pinturas, esculturas y la más completa biblioteca del mundo, y la ciudad donde no existe la pobreza ni el hambre. ¿Cuánto costará la pintura de Miguel Ángel, con el nombre de ‘’El juicio Final’’ que se encuentra en la Capilla Sixtina del Vaticano? A la teocracia que me refiero es la de Dios, no la del hombre, y sólo he hablado de la del hombre, la de Dios prefiero dejársela al Creador.

En la monarquía parece que es regla sine qua non, que los tres poderes del Estado se encuentren como en la tiranía, reunidos en las manos del monarca. Una sola persona hace medalaganariamente lo que le plazca con todo un pueblo, que subyuga a su antojo sin ningunas reglas que se lo impidan.

La timocracia y la oligarquía van muy estrechamente relacionadas, pues, en la timocracia el gobierno lo ejercen los que tienen ciertas rentas o dominio económico, son los elitistas que amasan las grandes fortunas y gobiernan a través de sus ingentes fortunas. Es tan indiferente como: la oligarquía, aristocracia y la endeble democracia.

La tetrarquía como forma de gobierno, se realiza a través de 4 personas que ejercen el poder de una cuarta parte del territorio o jurisdicción al que son designados cada uno de los componentes. En la historia de Roma, tenemos el caso de Diocleciano y Maximiliano, realizaron el gobierno ambos como Augustos y los dos de menos jerarquía como Galerio y Constancio Cloro, con el título de Césares.

El gobierno de facto, que es aquel que no se ajusta a ningunas reglas y llega en la mayorías de los casos a través de la fuerza y de forma provisional para suplir cuando ha sido desplazado el verdadero gobierno; como sucedió con Bosch en [1963], cuando fue sustituido por uno de facto y a su vez era un triunvirato. Dicho triunvirato fue una de las desgracias más funestas por la que ha tenido que atravesar la media isla. En Roma hubo un triunvirato que estaba compuesto por Julio César, Pompeyo Magno y Marco Emilio Lépido. Al final de la jornada sólo se quedó con el cetro el magnánimo Julio César.

El sistema socialista, que en los últimos tiempos ha venido teniendo un auge colosal en los países suramericanos, guiados por las concepciones castristas del legendario líder Fidel Castro Ruz. Las concepciones de Castro se desplazan por Venezuela, Bolivia, Chile, Argentina, Nicaragua, etc. En el siglo XIX, surge el término socialismo y sus máximos representantes son Karl Marx y Friedrich Engels. El socialismo fue el ensueño utópico de los personajes citados, para llegar hacia un comunismo que había desaparecido desde que el hombre se hizo sedentario.

El socialismo busca un sistema económico y político, basado en una socialización de los sistemas de producción, para que el control total o parcial pase al dominio del Estado.

El comunismo o ensueño de Marx, busca que toda la producción de la sociedad, se reparta entre todos los ciudadanos, buscando así, que la producción de un pueblo no pertenezca a un grupo, sino a todos.

Pierre Joseph Proudhon y Bakunin, fueron los profetas del sistema anarquista, [los más sobresalientes, pues, hay otros], pero dicha forma de gobierno ha sido la más descabellada de todas, pues, propugnaban un sistema donde no existiera gobierno. Era algo así como un cuerpo sin cabeza.

República (del latín res pública, ‘’la cosa pública’’), forma de Estado basada en el concepto de que la soberanía reside en el pueblo, quien delega el poder de gobernar en su nombre a un grupo de representantes elegidos. La soberanía no es más que un adefesio que beneficia un grupito de amorales que lanzan por la borda el favor que le hace el pueblo. Ni república ni democracia, más bien, una oligarquía anarquista.