Se dice de Matías Ramón Mella Castillo, que tenía la habilidad del de los ‘’pies veloces’’ con su espada y sable, es decir, la habilidad de Aquiles. Personaje del que habla Homero en su famosa epopeya la Ilíada, donde con gran parsimonia, el maestro narra la guerra de Troya. El mes de febrero es de gran valor para la dominicanidad, pues, dos efemérides de ingente valor se celebran en dicho mes: el natalicio del citado patricio y la emancipación de nuestra República Dominicana.
Muchas veces el infortunio de uno, es la buenaventuraza de otro, pues, el fracaso de Juan Nepomuceno Ravelo, cuando éste tuvo una encomienda de Duarte en sus manos para dirimir con los dirigentes haitianos, al no conseguir nada el señor Ravelo, este hecho le permitió la entrada a Matías Ramón Mella en dicho círculo. Duarte veía en Mella lo que no tenía Ravelo.
En el proceso independentista, Matías Ramón Mella, tuvo una gran participación muy activa, pues, al no estar Duarte presente en la gesta patriótica, tanto Francisco Del Rosario Sánchez, como Matías Mella, realizaron el acta de independencia, la que luego estuvo en manos de Tomas Bobadilla, para que la revisara.
Antes de llegar al famoso trabucazo realizado por el patricio, es necesario destacar la participación que hizo José Núñez de Cáceres, cuando aquel 1ro. De diciembre de [1821] consiguió la independencia, pero fue tan corta que la historia la registra con el nombre de ‘’independencia efímera’’, ya que para el 9 de febrero de [1822] volvíamos bajo las riendas del enemigo. Este hecho es el que enmarca la continuidad para seguir buscando nuestra libertad.
Han transcurrido ciento sesenta y cuatro años de aquella magnifica obra de patriotismo, abnegación y entrega; en la que tres valiosos prohombres, nos legaron un país ‘’libre e independiente’’. Con sociedades secretas como: la Trinitaria, la Filantrópica, y la Dramática; lograron tan merecido sacrificio.
‘’Llegada la solemne hora: un grupo de patriotas aguardaba a los morosos en el apartado y solitario extremo de la ciudad, denominado La Misericordia, al pie del Fuerte San Gil…Unos de los files llega al fin, conmovido y jadeante: Creo que todo esta descubierto dice una patrulla me ha perseguido, y he hecho un largo rodeo para llegar hasta aquí. Estas palabras difunden el recelo en los pocos oyentes; ya algunos llenos de espanto hablan de retirarse a sus casas y desistir del proyecto glorioso: No, contesta con firmeza una voz robusta y varonil turbando sin precaución alguna el silencio de la noche. Ya no es dado retroceder cobardes como valientes, todos hemos de ir hasta el fin ¡Viva la República Dominicana! Dice, y una fragorosa detonación de su pedregal acentúa estrepitosamente el heroico grito nadie vacila ya: todos hacen abnegación de sus vidas y corren hacia la ‘’Clásica Puerta del Conde. El disparo audaz hecho por intrépido Matías Ramón Mella, anunciaba al mundo el nacimiento de la República Dominicana’’.
Manuel de Jesús Galván. Febrero de 1883.
Matías Ramón Mella, participo en la famosa Batalla de las Carreras, donde se destacó como todo un estratega militar. Asimismo, participó en la guerra de la Restauración don de se convirtió en doble prócer.
Mientras daba sus servicios a la patria, fue atacado por disentería y el 4 de junio de 1864 murió en una profunda pobreza, y aislado en Santiago de los Caballeros.
Su único deseo antes de morir era que se le cubriera con la Bandera Nacional, y así se hizo.
Muchas veces el infortunio de uno, es la buenaventuraza de otro, pues, el fracaso de Juan Nepomuceno Ravelo, cuando éste tuvo una encomienda de Duarte en sus manos para dirimir con los dirigentes haitianos, al no conseguir nada el señor Ravelo, este hecho le permitió la entrada a Matías Ramón Mella en dicho círculo. Duarte veía en Mella lo que no tenía Ravelo.
En el proceso independentista, Matías Ramón Mella, tuvo una gran participación muy activa, pues, al no estar Duarte presente en la gesta patriótica, tanto Francisco Del Rosario Sánchez, como Matías Mella, realizaron el acta de independencia, la que luego estuvo en manos de Tomas Bobadilla, para que la revisara.
Antes de llegar al famoso trabucazo realizado por el patricio, es necesario destacar la participación que hizo José Núñez de Cáceres, cuando aquel 1ro. De diciembre de [1821] consiguió la independencia, pero fue tan corta que la historia la registra con el nombre de ‘’independencia efímera’’, ya que para el 9 de febrero de [1822] volvíamos bajo las riendas del enemigo. Este hecho es el que enmarca la continuidad para seguir buscando nuestra libertad.
Han transcurrido ciento sesenta y cuatro años de aquella magnifica obra de patriotismo, abnegación y entrega; en la que tres valiosos prohombres, nos legaron un país ‘’libre e independiente’’. Con sociedades secretas como: la Trinitaria, la Filantrópica, y la Dramática; lograron tan merecido sacrificio.
‘’Llegada la solemne hora: un grupo de patriotas aguardaba a los morosos en el apartado y solitario extremo de la ciudad, denominado La Misericordia, al pie del Fuerte San Gil…Unos de los files llega al fin, conmovido y jadeante: Creo que todo esta descubierto dice una patrulla me ha perseguido, y he hecho un largo rodeo para llegar hasta aquí. Estas palabras difunden el recelo en los pocos oyentes; ya algunos llenos de espanto hablan de retirarse a sus casas y desistir del proyecto glorioso: No, contesta con firmeza una voz robusta y varonil turbando sin precaución alguna el silencio de la noche. Ya no es dado retroceder cobardes como valientes, todos hemos de ir hasta el fin ¡Viva la República Dominicana! Dice, y una fragorosa detonación de su pedregal acentúa estrepitosamente el heroico grito nadie vacila ya: todos hacen abnegación de sus vidas y corren hacia la ‘’Clásica Puerta del Conde. El disparo audaz hecho por intrépido Matías Ramón Mella, anunciaba al mundo el nacimiento de la República Dominicana’’.
Manuel de Jesús Galván. Febrero de 1883.
Matías Ramón Mella, participo en la famosa Batalla de las Carreras, donde se destacó como todo un estratega militar. Asimismo, participó en la guerra de la Restauración don de se convirtió en doble prócer.
Mientras daba sus servicios a la patria, fue atacado por disentería y el 4 de junio de 1864 murió en una profunda pobreza, y aislado en Santiago de los Caballeros.
Su único deseo antes de morir era que se le cubriera con la Bandera Nacional, y así se hizo.
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